Colección de camisetas del Sevilla FC Juanmaoutlets: julio 2014

Pese a que en un principio mi colección y el blog en sí, están dedicados a los años más gloriosos de nuestro Sevilla. Está entrada va a cumplir dos objetivos: exposición de mis camisetas más antiguas y un análisis de como se hundió nuestro viejo Sevilla ya que recordar y no olvidar el pasado previene en el futuro.

Mis recuerdos de niñez y juventud en el Sánchez Pizjuán eran de un equipo capaz de ganar a cualquiera en casa pero que casi nunca lo hacía fuera y que en las eliminatorias avanzadas se arrugaba. Así solíamos ocupar la mitad de la tabla o con suerte y rebote clasificarnos para alguna UEFA. Con ello soñábamos con ganar en la vida algún título que nos sacara de esa cierta mediocridad, si bien ni en nuestras peores pesadillas asomaba el descenso a segunda. Esto pasaba tanto cuando tiraban del carro los canteranos: Montero, Francisco, Ramón, Serna... e incluso Cuando Cuervas, pese a sus teje manejes, nos traía algún caramelito en forma de crack como Polster, Dasaeev, Zamorano, Suker o Maradona.

¿Qué pasó para que el Sevilla se hundiera en segunda? Analicemos:

Primero, creo que deberíamos remontarnos a la temporada 1992/93, al fracaso del proyecto argentino con Bilardo, Maradona y Simeone. nunca un fichaje como el del astro argentino ilusionó tanto a la afición. Era ahora o nunca, si no ganábamos algo con él... pero nos encontramos con un gordito que apenas se podía mover y que no marcaba ni de libre directo. Esto supuso un fuerte golpe en lo anímico para la afición.

Segundo, en las dos temporadas posteriores 1993/94/95 Luis Aragonés apostó por traerse a un cúmulo de jugadores veteranos casi todos de su Atleti y con los que le "unía" una estrecha relación. A algunos los pudo exprimir sus últimos años como Soler y Moya pero a otros ni eso como Ferreira, Pedro, Moacir, Juanito o Estebaranz. a corto plazo funcionó rondando los puestos UEFA, pero más que por lo que aportaron estos jugadores fué por un Suker en plan figura. Esto dejo a un Sevilla envejecido y cerró las puertas a muchos canteranos.

Tercero, desastre institucional que da con el descenso administrativo de Agosto de la temporada 1995/96 y remediada por el sevillismo. Hubo más gente en las calles de Sevilla manifestándose contra el descenso que posteriormente contra la corrupción política, bancaria y especulativa que nos llevó a la crisis o a los recortes que permitieron pagar las deudas de los bancos, pero esto sería otro debate.
El equipo se desequilibró emocionalmente y sólo la calidad de la pareja Suker-Moya pudo salvarnos de un descenso cantado.

Cuarto, el desastre de la temporada 1996/97. El Sevilla, ya sin Suker, se encomienda a Camacho y Caldas que aseguraban poner sus cojones y fortuna, respectivamente al servicio del club, ilusionando nuevamente a la afición.
El primero en descubrirse fue el entrenador, quien llegó a reconocer en rueda de prensa tras una dolorosa derrota contra la Real que con él, el equipo era incapaz de ganar pero que no dimitía ($), quedando tiempo para revertir la situación. Por otro lado, el presidente que trajo a Prosinecky y Bebeto, ambos de vuelta, al indolente Tsartas o al "cerebro" Almeyda (eran pulmones), mostró su verdadera cara de empresario cuando el descenso se veía venir, es decir, que vino a servirse y no a servir. Todo ello, junto a los nervios de jugadores que no estaban acostumbrados a tanta presión dieron con el Sevilla en segunda.
Con el equipo asfixiado económicamente, vendiendo a los extranjeros y perlas de la cantera, al
Sevilla le cuesta dos temporadas subir a primera 1997/98/99 tras muchas fatigas y con una promoción celebrada como un título para bajar de nuevo al año siguiente 1999/2000, poniendo final, como al siglo, a ese viejo Sevilla, que a partir de la temporada próxima pone sus cimientos de nuestro nuevo y gran Sevilla.
Este doloroso ejercicio de memoria, pone de manifiesto la necesidad de vigilar con auditorías externas e independientes, no por desconfianza sino por responsabilidad, al igual que tendríamos que hacer con nuestros gobernantes.